5 Segundos para cambiar tu vida

Christine trabaja en una compañía de marketing. Ahora está en una reunión con su jefe y compañeros discutiendo ideas para cerrar una venta importante con un cliente que decidirá entre dos compañías en los siguientes siete días. Necesitan ideas ingeniosas y las necesitan rápido. Christine escucha con atención la presentación de su jefe y toma algunas notas en su cuaderno. De forma repentina, viene a su mente una idea fuera de lo ordinario: «¿Qué pasarías si creáramos un Geofiltro de Snapchat y lo ligamos a la ubicación de nuestro prospecto? Todos los usuarios de Snapchat del edificio lo verían y comenzaríamos a hacer ruido acerca de nuestra compañía.»

Su mente empieza a volar pensando en todas las cosas novedosas que pudieran hacer. Cuando percibe que el ruido de la sala comienza a disminuir hasta quedar en silencio y su jefe solo dice: «Todas estas son muy buenas sugerencias. ¿Alguien tiene alguna otra idea?

Christine debe tomar una decisión. Y la tomará en lo siguientes 5 segundos.

Ella sabe que debe levantar la mano, tomar la palabra y simplemente dar su sugerencia, pero se detiene un momento a pensar. «No creo que sea tan buena idea, han de creer que es algo muy loco o tal vez ni siquiera sabrán qué es un Geofiltro. Nadie más mencionó Snapchat como un canal de comunicación.» Se acomoda en su silla. Voltea hacia un lado y otro. Y el tiempo corre. Ella sigue preguntándose si debería o no compartir su idea.

En los siguientes cinco segundos, Christine deberá decidir si permanece callada, que es un patrón al que ha estado acostumbrada en su vida o encuentra el coraje para levantar la voz y hacer su propuesta.

Christine tiene un objetivo. Ella es ambiciosa y desea crecer en la compañía, abrirse paso. Sabe que debe hacer aportaciones importantes si quiere ser considerada para puestos y tareas superiores. Ha tomado muchos cursos y ha leído muchos libros. Sin embargo, no encuentra el coraje para hablar.

Probablemente te preguntes «¿por qué diantres simplemente no habla y ya?»

La respuesta es sencilla: Christine está perdiendo una batalla emocional. Lucha contra las dudas acerca de sí misma. Sabe hablar en público. Sabe aportar buenas ideas. Lo que no sabe es cómo vencer el miedo que la está paralizando.

Todas nuestras decisiones se ven afectadas por nuestra vida emocional. TODAS. Las emociones aceleran o dificultan la toma de decisiones. Creemos que utilizamos la lógica, pero no es así. Normalmente no hacemos lo que nos conviene, ni lo que nos dicen que hagamos, ni lo que nosotros mismos decimos que vamos a hacer. Hacemos lo que nos dictan nuestros sistemas de creencias y siempre que estén reforzados por nuestra emocionalidad.

Cambiar es difícil. Implica salir de la comodidad. Cuando decimos que haremos algo distinto nuestros sentimientos juegan en nuestra contra y nuestra mente puede empezar a crear explicaciones de por qué no debemos hacerlo.

Tomemos un simple ejercicio: levántate mañana treinta minutos antes de lo habitual.

Algunas personas no logran vencer al despertador, luchan por salir del vicio del Snooze Button (botón silenciador). ¿Los conoces? Llegan tarde a todos lados… Levantarse en la mañana, sobre todo después de una mala noche ya es en sí una batalla. Nuestras emociones se vuelven en nuestra contra y nos proponen permanecer en la calidez de nuestra cama, cinco segundos después nuestra mente comienza a repasar todas las buenas razones por las que deberíamos quedarnos acostados, aunque sea por cinco minutos más.

Necesitamos una herramienta para vencer en está batalla: La regla de los 5 segundos. 

Llegó a mis manos hace unos días el libro de La Regla de los 5 Segundos de Mel Robbins. Es un libro extraordinariamente práctico y sin duda, se ha convertido en una pieza clave de mi rompecabezas de pensamiento personal. El caso de Christine que he descrito al principio lo he tomado de ahí.

Robbins dice que a partir del momento en que te llega una moción o idea, tienes cinco segundos antes de que tu mente y tus miedos comiencen a desarticularla. El miedo, la ansiedad, las justificaciones, la baja autoestima, etc. Todos estos traumas y estructuras mentales – que buscan a final de cuentas protegernos del peligro – bombardean a la nueva idea hasta dejarla «inejecutable».  Haz memoria. Probablemente conoces a alguien que ha dicho: «empiezo la dieta el lunes… ah pero no puedo porque el lunes es la fiesta de mi hijo y comeremos pastel» o alguna otra excusa.

La regla de los cinco segundo es muy sencilla y consiste en lo siguiente: «La próxima vez que te venga a la mente una moción o idea, o que desees hacer algo importante, cuenta: «5, 4, 3, 2, 1, ¡Va!»

Eso es todo. Es extremadamente simple. Solo cuenta. 5, 4, 3, 2, 1, ¡Va! Y hazlo.

La autora narra cómo descubrió la regla y la utilizó precisamente para levantarse a tiempo. Dijo: «la próxima vez que suene el despertador en lugar de levantarme voy a contar». Y al terminar de contar, se levantó.

Comenzó a utilizar la regla para distintas cosas: levantarse, hacer actividades que tenía postergadas, hacer ejercicio, hacer llamadas para buscar trabajo y clientes, hablar en público, etc. Cuenta cómo incluso su esposo la utilizó en su negocio y convirtió su pequeño restaurante en quiebra en una cadena restaurantera exitosa. 5 segundos a la vez.

Hay más de una explicación científica de por qué la regla funciona y resulta muy interesante que Robbins, encontró la explicación mucho después de estar utilizando la regla de manera regular por largo tiempo. En el libro describe a fondo los conceptos psicológicos detrás de esta técnica.

La regla de los 5 segundos puede ser utilizada para ayudarte en esos momentos cotidianos de dificultad, temor o incertidumbre. «Una decisión puede cambiar tu día. Un día puede cambiar tu vida. Una vida puede cambiar el mundo».

Utiliza la regla de los 5 segundos para:

  • Superarte personal y profesionalmente
  • Influir en otras personas, en casa o en el trabajo
  • Ser más productivo
  • Salir de tu zona de confort
  • Ser más efectivo al establecer nuevas relaciones
  • Monitorear y controlar tus emociones
  • Ayudar a otros

Desde mi experiencia, esta técnica llegó para quedarse. La he incorporado a mi vida desde el principio de mi día hasta el final. Cuando suena el despertador a las 5:30 AM: «5, 4, 3, 2, 1, ¡Va!». Hora de hacer ejercicio: «5, 4, 3, 2, 1, ¡Va!». Tomar una llamada difícil… Reclamar un mal servicio… Sacar la cita… Pedir prospectos… Abrazar a tu hija… Decir te quiero… Pedir perdón…

Si tienes miedo, cuenta: 5, 4, 3, 2, 1, ¡Va! y actúa con coraje. Hazlo de todos modos. Tu día puede cambiar.

Bonita semana.

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About the author

Me gusta el aprendizaje, el crecimiento, contribuir al mundo; amo a mis hijos; explico cosas; comparto mis pensamientos; escucho a los demás; practico la filosofía y el coaching; doy conferencias, talleres y clases a quien se deje; me gusta dejar un pedacito de mí en la vida de las personas.
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