¿Emociones o razones? Un vistazo a la Inteligencia Emocional

Las emociones forman parte de la vida diaria, no solo de nuestras relaciones románticas, como algunos pudieran pensar. Todo el tiempo podemos experimentarlas. Nos sentimos molestos porque alguien nos cierra el paso en el tráfico o expectantes por el lanzamiento del nuevo iPhone. Podemos sentirnos decepcionados porque nuestro jefe no comentó nada sobre nuestro último logro o complacidos porque un compañero notó que hemos bajado de peso.

Importancia de las emociones

Las emociones tienen un rol importante en nuestra vida: conforman nuestras decisiones, nos ayudan a entender el mundo que nos rodea y son cruciales en nuestras interacciones con otros.

Una emoción puede reforzar el aprendizaje. Cuando, una experiencia está ligada a una emoción, el nuevo conocimiento se ancla mejor en la memoria, por ejemplo, el niño que ha tocado una estufa caliente.

También nos permiten interpretar la forma de sentir de los demás. Por ejemplo, puedes encontrarte con un hombre molesto al leer su lenguaje corporal. Sabes que si lo agredes, reaccionará contra ti. Así puedes evitarlo, o buscar un mejor momento para acercarte.

Otra manera en la que nos ayudan en nuestra vida cotidiana es moviéndonos a la acción. Tomando el ejemplo del hombre molesto, si percibimos que va a atacarnos, podemos reaccionar de forma oportuna.

Algunas emociones pueden llevarnos a cometer errores

A pesar de jugar un rol tan importante, las emociones pueden conducirnos a cometer errores.

Pueden nublarnos el juicio. Por ejemplo, cuando nos sentimos abrumados por una emoción negativa, como el miedo o, incluso, el pánico, difícilmente encontramos alternativas de solución. Imagina la escena en una película de suspenso o terror, en la pantalla, la mujer aterrada busca una salida estando justo a un lado sin verla, mientras el asesino camina lentamente hacia ella.

También podemos nublarnos por emociones positivas, cuando estamos muy ilusionados por un determinado proyecto o con la compra de un nuevo producto, nos reservamos la oportunidad de reflexionar racionalmente sobre los pros y los contras.

Otra forma en que las emociones nos afectan negativamente, es cuando tendemos a reaccionar sin pensar. En ocasiones, la información que llega a nuestro cerebro llega a la amígdala (cerebro emocional) antes que a la neo corteza (cerebro racional) y percibes como amenaza algo que no lo es. Por ejemplo, cuando escuchas un ruido estridente por algo que se cae y reaccionas como si fuera un peligro. Después piensas y dices “no es nada” y te tranquilizas.

Inteligencia Emocional

¿Cómo podemos utilizar todo el poder de nuestras emociones y evitar que nos lleven a estos errores? Con Inteligencia Emocional (IE).

Antiguamente se creía que la inteligencia era la capacidad de resolver problemas lógico matemáticos y de lenguaje. Aprendimos a medir esta capacidad y le llamamos Coeficiente Intelectual. Esta medida ha sido sobre valuada por años. Creemos que predice el éxito. Podrá predecir el éxito en los estudios, mas no en la vida.

Investigaciones durante los últimos 20 años han demostrado que la capacidad de resolver problemas emocionales tiene un efecto positivo en los resultados de la persona, tanto en su vida privada como en el trabajo. Conocer y utilizar las habilidades emocionales con regularidad nos puede llevar a una vida más satisfactoria.

La primera habilidad que compone la IE es reconocer y nombrar las emociones. Este paso es vital para poder controlar las emociones. Existen diversos estudios que muestran que las personas que no reconocen sus emociones son más proclives a arranques violentos.

Poder identificar qué emoción estoy sintiendo en un momento determinado puede ser una fuente de conocimiento propio.

En ocasiones, la emoción depende de la interpretación que le doy a las cosas o eventos. Supongamos que un día me cruzo por la calle con un amigo cercano y éste no me saluda. Yo puedo experimentar enojo o indignación, sin embargo, es posible que él haya estado pasando por un mal momento o haya estado simplemente distraído. No es el evento, de no haber sido saludado, sino mi interpretación: «está enojado conmigo» o «ya no me quiere». Cuando reconoces una emoción, puedes investigar lo que la está produciendo y puedes actuar al respecto y controlarla, al controlar lo que piensas, por ejemplo. Esta habilidad puede permitirte enfocarte en lo que debes.

En las relaciones sociales, la IE también juega un papel importante. El principal es la habilidad de la Empatía, que consiste en ponerse en los zapatos de los demás. Cuando nos relacionamos con otros, gracias a la empatía podemos leer sus emociones. De esta manera, podemos anticiparnos a sus comportamientos y reacciones, podemos buscar mejores maneras o momentos para relacionarnos. Como en el caso del hombre molesto que hablé anteriormente. También nos permite acercarnos a otros, si por ejemplo, los vemos preocupados o tristes.

También por medio de la empatía podemos influir en el estado anímico de los demás. Cuando expresamos emociones positivas y ellos pueden sintonizar con nosotros. Las habilidades emocionales sociales nos permiten enseñar a otros, resolver conflictos y motivar equipos.

Cerebro racional y cerebro emocional

Tenemos en nuestro cerebro distintas funciones. Una de ellas es la función racional, otra la emocional. Para una vida de crecimiento, requerimos interacción y balance entre ellas, específicamente en dos tareas: reconocer nuestras emociones y autoregularlas. Por el reconocimiento, nuestro cerebro racional conoce lo que está sucediendo en el plano emocional y puede escudriñar las causas y necesidades que están o no siendo cubiertas en un momento determinado. Por medio de la autoregulación, puede reducir, aumentar o modificar el estado emocional. Un ejemplo de esta interacción, sería como en el caso del susto por el ruido estridente. Cuando mi parte racional toma conciencia de que no hay peligro, mi parte emocional se tranquiliza.

Ambas funciones van de la mano. De hecho, si se rompe esta relación entre racionalidad y emocionalidad, las personas no logran controlar sus emociones.

Resultados de la Inteligencia Emocional

Vivir con IE puede afectar positivamente nuestra salud y nuestra satisfacción en la vida. Nuestro cerebro primitivo o Amigdala, se constituyó en tiempos prehistóricos, cuando nuestra existencia corría peligro de vida o muerte a cada instante. Hoy en día, hay muchísimas variables que nos hacen reaccionar emocionalmente, como si estuviéramos en situaciones similares de amenaza, aún sin estarlo. Para nuestro cerebro primitivo la ansiedad por saber el resultado de un examen puede ser similar al miedo de ser mordido por un animal venenoso en la selva, aunque nuestra vida no corra peligro. Desarrollar las habilidades emocionales nos permite reducir nuestro nivel de stress y por lo tanto reducir la gravedad de las afecciones por éste.

Hace algunos años, un grupo de investigadores realizó un estudio «muy cruel» (lo digo en sentido figurado). Es conocido como el «estudio del malvavisco». Pusieron a prueba a un grupo de niños de cuatro años a quienes los colocaban, uno a uno, en una habitación con una silla, una mesa y sobre la mesa un plato con un malvavisco. Les decían que podían comerse el malvavisco, pero si esperaban unos minutos sin comerlo, les darían otro.

Los investigadores dieron seguimiento a la vida de los niños participantes a lo largo de los años y descubrieron que los niños que lograban postergar la gratificación al paso del tiempo tenían mejor desempeño que aquellos que buscaron la gratificación inmediata.

Eso me lleva hacer una breve reflexión. El futuro de nuestra sociedad está ligado, en gran medida, a la inteligencia emocional que desarrollamos en nuestros jóvenes y niños. ¿Cómo queremos que sean en el futuro? Pero, también ¿cómo queremos que sea nuestra sociedad? Hay otros estudios que muestran cómo la baja inteligencia emocional está ligada a mayor índice de delincuencia en los jóvenes.

Enseñar las habilidades emocionales, pueden llevar a nuestros hijos a vivir mayor satisfacción. Imagina desarrollar futuros adultos con las habilidades de auto conciencia, auto control y empatía.

A diferencia del lo que se dice del coeficiente intelectual, el coeficiente emocional puede incrementarse.

¿Cómo elevar tu Inteligencia Emocional?

¡Muy bien! Soy uno de esos niños que hubieran comido el malvabisco. ¿Qué puedo hacer al respecto? ¿Cómo puedo mejorar y despegar emocionalmente?

Domina la vocecita. Si gran parte de las emociones negativas que experimentamos proviene de nuestras interpretaciones, es decir, de nuestros pensamientos, entonces debemos dominar nuestro diálogo interior. ¿Qué te dices? ¿Tiendes a pensar mal? ¿Tiendes a desconfiar de todo y ver amenazas? Dominar la voz interior es un buen comienzo.

Empatiza. Aprende a ponerte en los zapatos del otro. Un buen ejercicio es «espejear», es decir, imitar el lenguaje corporal de la otra persona. Este ejercicio lo realizan algunos agentes de ventas y son expertos en ello. Consiste en observar la postura de nuestro interlocutor, sus gestos, expresiones, el tono de su voz, el ritmo de su respiración y hacer lo mismo. Si la persona está recargada en un lado, nos recargamos nosotros también. Si habla en voz pausada, hacemos lo mismo. Si se rasca en la cabeza, podemos rascarnos en un brazo. Por medio de este ejercicio activamos las neuronas espejo que son las responsables de la empatía. (Luego colocaré un video que habla al respecto).

Automotivarte. Tu propia definición de éxito o fracaso tienen un impacto en tu nivel de motivación. Las personas con una visión de víctima, es decir, que consideran que todo lo que les impide alcanzar un objetivo, es fruto de algo hecho hacia ellos, viven con poco poder. Si tu consideras que la causa de una falla se debe a algo ajeno a ti, entonces no tendrás el poder de cambiarlo. Aquellas personas que se convencen a sí mismas de que sus fallas se deben a algo que ellos pueden cambiar son más persistentes. Sal del pensamiento mágico.

Recomendaciones

Como ves, las emociones juegan un rol activo en todas las áreas de la vida. Aprender las habilidades emocionales desde temprana edad puede representar un elemento muy importante en el futuro de nuestros hijos.

Algunas recomendaciones:

  1. Motiva a los niños, y ¿por qué no?, a otros adultos a hablar de sus sentimientos y emociones. Esto permitirá ayudarles a tomar conciencia y darles nombre.
  2. Si tienen algún logro, reconócelos por su esfuerzo y por su autocontrol. Reconoce cuando logran postergar la gratificación y refuerza este comportamiento de manera positiva.
  3. Si deseas hacer una corrección, se específico y constructivo. Ponte en sus zapatos, es decir, se empático. Reconoce que la mayoría de las personas, nos sentimos incómodos cuando nos corrigen, así que puedes ser prudente y suave en tu trato, sin dejar de ser efectivo.
  4. Si estás en una discusión o regaño y percibes que tus emociones se han apoderado de ti, y tu parte racional está teniendo problemas para controlarlas, puedes tomarte un receso y tranquilizarte. Cuando ya te enfríes podrás atender el tema con más dominio.

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About the author

Me gusta el aprendizaje, el crecimiento, contribuir al mundo; amo a mis hijos; explico cosas; comparto mis pensamientos; escucho a los demás; practico la filosofía y el coaching; doy conferencias, talleres y clases a quien se deje; me gusta dejar un pedacito de mí en la vida de las personas.
1 Response
  1. Javier Noriega Pini

    Excelente artículo. Aprendamos a dominar esa voz interior. Salgamos del pensamiento mágico y pongámonos en pie para tomar el timón y ajustar las velas ante los vientos que van contrarios a nuestros objetivos de vida.

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