Podemos aprender a liderar

Tenemos sobre-valuada la imagen del héroe de Hollywood, que no le teme a nada, pelea contra mil enemigos y sale sin rasguños. Creemos que el líder no tiene miedos, que siempre sabe lo que debe hacer, que no se equivoca jamás y que tiene todo solucionado.

No es así.

Cuando utilizamos la palabra líder pensamos en grandes personajes de la historia (o de la ficción), personas carismáticas como Abraham Lincoln, Thomas Alba Edison, Mahatma Gandhi, etc. Podemos imaginar sus cualidades propias, asociarlas a ellas mismas como si fueran algo congénito o hereditario. Como si existiera un «gen del liderazgo» en su ADN.

«¿Ser yo un líder? ¡Ni pensarlo!» pudiera decir alguno de nosotros. «Yo no nací para eso». Creemos que las cualidades o habilidades de liderazgo no pueden ser adquiridas ni desarrolladas y esta imagen se refuerza cuando vemos que de padres a hijos y dentro de las familias se dan habilidades similares que llegan a cristalizar formando «familias de líderes».

¿Qué pasa si en mi familia no los hay? ¿Puede alguien desarrollar las habilidades de un líder? Y, de ser así ¿cuáles son éstas?

Aunque hay propensión de algunas personas a ser proactivas, es decir a tener iniciativa y entrar en acción con firmeza; a ser sociales, comunicativas, comprensivas, etc. Estas características pueden desarrollarse con la práctica cuando se tiene el modelo correcto. Cada persona cuenta con la materia prima para convertirse en líder dentro de su contexto y área de experiencia.

Existen seis habilidades sobresalientes en los líderes que podemos comenzar a trabajar en lo personal si queremos llegar a desarrollar nuestro liderazgo personal:

El líder cuanta con una visión de lo que puede llegar a ser

Un líder con visión, se apoya en el pasado para aprender, enseña a mirar al futuro, aprovecha la experiencia propia y de otros, crea sueños que descansan en elementos existentes pero cuya combinación es creativa, nueva y da solución a las insatisfacciones actuales. Un líder sabe hacer preguntas clave para inventar futuros nuevos: ¿Qué nos preocupa? ¿Qué pudiera estar mejor? ¿Cómo seríamos más felices? ¿Para qué más puede servir esto que estamos viviendo?

Martin Luther King se hizo famoso por animar a sus connacionales de color a aspirar a la igualdad de derechos civiles, mostrándola como algo posible y alcanzable; lo hizo a través de su discurso «Yo tengo un sueño»

El líder está atento a lo que le rodea, sabe escuchar, no solo oir

El líder está presente, aquí y ahora. Aunque puede tener su visión en el futuro, tiene su atención en el presente. No solo percibe lo que está sucediendo (oír) sino que pone atención a los mensajes que se dicen entre líneas (escuchar). En la Ontología del lenguaje, escuchar no es algo que hacemos con el sentido del oído solamente, sino que implica poner atención abriéndonos a la totalidad de eventos y fenómenos que ocurren a nuestro alrededor para encontrar las relaciones que se van formando, observando los cambios sutiles, las inquietudes de los demás, los anhelos de otros. Significa estar atentos a algo más allá de las palabras y los ruidos, en busca de anormalidades, o «quiebres».

El líder cuestiona los paradigmas vigentes, es decir, las ideas que tiene la gente, cuando éstas no responden a las necesidades. Busca romperlos, crear nuevas opciones, entender los cambios. También sabe escuchar las insatisfacciones de los demás, sus necesidades, gustos y deseos. Emprende entonces el proceso de innovación para encontrar nuevas posibilidades de cubrir estas necesidades, gustos y deseos.

El líder establece relaciones humanas de confianza y credibilidad

Sin confianza no hay colaboración. Cuando entre las personas existe una conducta congruente, entre lo que dice y lo que hace, entre lo que se acuerda y se cumple, crece la confianza en las personas. Cuando hay confianza podemos descansar nuestros planes en la palabra de otros; podemos tener la seguridad de que nuestros intereses están siendo respetados, de que nuestros valores son cuidados.

Estas relaciones de confianza, animan a continuar construyendo futuros juntos y a acrecentar la relación en etapas de madurez mayor donde la comunicación aumenta y pasan de hablar de los acontecimientos externos como puede ser el clima, a conversaciones interiores donde comparten sentimientos, sueños, temores y alegrías.

Un buen líder es capaz de establecer relaciones como éstas con sus seguidores, sus miembros de equipo, con cuantos le rodean, de tal forma que ellos se sientan felices de contar con esa relación y de verse juntos en ese futuro que plantea la visión del líder.

El líder piensa en las personas, entiende la conducta humana y desarrolla a los demás

Saber que el hombre es un ser que va “aprendiendo” por medio del mundo, que es lo que ha venido siendo en su historia, que está cambiando y adaptándose a lo que le rodea y que, por lo tanto, lo que puede esperar de la conducta humana en cada persona es “único” y que por ello debe respetar y ayudar a que desarrolle su potencial, es crucial para llegar a ser un excelente líder.

Tratar a cada persona como eso: “persona”, haciendo que su potencial se combine con el de otros para hacer cosas antes imposibles, más allá de las expectativas del grupo, y ver cómo nuestro cuerpo está mandando señales de agrado o fastidio, de temor o arrojo ante los problemas, de alegría o desilusión, y saber cómo influir con tacto, seguridad y firmeza para lograr el “ánimo adecuado” según el caso, esto es, urgencia cuando se necesita, reflexión cuando se planea, entusiasmo cuando se actúa, curiosidad cuando se explora, permite al líder el dirigir con éxito al grupo minimizando las fricciones y logrando la plenitud en cada miembro del equipo.

Un excelente líder piensa en las personas como seres humanos llamados a la plenitud, al igual que él mismo, y por ningún motivo las considera como un recurso más en su haber, como cosas intercambiables, que de no hacerlo puede disminuir en mucho su liderazgo, manteniéndose en el poder solamente por fuerzas externas a él que, de cambiar, perderá todo liderazgo.

Por ello está atento a lo que pueda aprender de él mismo y de la conducta de los demás, y se prepara en temas que tienen que ver con la existencia del hombre y su vida.

El líder cuenta con pensamiento propio

Es importante para el líder saber que todo lo que ha aprendido viene de las demás personas, pero que es responsable de tener un criterio propio, para poder ejercer su libertad. Por un lado respeta la cultura donde crece, pero sabe que el pensamiento de las personas renueva dicha cultura. Premia y fomenta los pensamientos creativos, sabe apoyar una buena iniciativa, pero siempre y al final, él tendrá una noción completa y suficiente para optar por algo, aceptando las consecuencias de su opción.

Busca no escudarse en errores de otros, y comparte resultados con sus colaboradores, ya sean buenos o malos, aprendiendo juntos y estrechando los lazos que les unen.

El líder cuenta con valores fundamentales que forman su ética

A través de su crecimiento y aprendizaje, el líder se va casando, por así decirlo, con una serie de principios y pensamientos éticos de comportamiento, que llamamos reglas o valores, y que los va adoptando de las personas que le rodean, a quienes él muestra respeto y admiración. Sabe que todo hombre está dotado de un grupo de reglas básicas en su interior y que él no escapa a esta regla. Sabe que para relacionarse y ser aceptado por otros tiene que mostrar credibilidad, congruencia y autenticidad, que provienen de ser fiel a dichos valores que pregona o deja ver en sus actos.

Asimismo busca que todos en su equipo respeten dichos valores y enseña al grupo a crecer en ellos, adoptando nuevos valores cuando estos muestran su bondad. Intenta tenerlos siempre claros y al alcance de todos, adecuadamente explicados y con prácticas para poder vivirlos, influyendo éstos en sus vidas y, por ende, en su futuro.

Por último, también, sabe que, de no mostrar congruencia con dichos valores, perderá la confianza del grupo dejando de ejercer su liderazgo.

Estas habilidades y otras más pueden desarrollarse con la práctica. Cuando estamos conscientes de la visión de futuro, la compartimos con otros, estamos atentos a lo que sucede a nuestro alrededor, escuchando las voces de nuestra gente, buscando desarrollarlos como personas únicas e irrepetibles, llamadas a la plenitud; cuando compartimos con ellas principios y valores y sacamos lo mejor de cada quien para el bien del grupo estamos convirtiéndonos en líderes y si enseñamos a otros a hacer esto, mejor aún. No tengas miedo de levantar la mano y liderar, de llevarnos a un mejor futuro.

Bonita semana.

About the author

Me gusta el aprendizaje, el crecimiento, contribuir al mundo; amo a mis hijos; explico cosas; comparto mis pensamientos; escucho a los demás; practico la filosofía y el coaching; doy conferencias, talleres y clases a quien se deje; me gusta dejar un pedacito de mí en la vida de las personas.

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