¿Qué hay detrás de un berrinche?
Lo más importante en la comunicación es oír lo que no se está diciendo” (Peter F. Drunker)
Cuando los niños son pequeños aún no saben cómo regular y expresar adecuadamente sus emociones; éstas surgen de manera espontánea sin que intervengan decisiones conscientes, lo que provoca que pierdan el dominio que tienen sobre sí mismos, que les cueste trabajo pensar antes de actuar, prever las consecuencias de su conducta y se les dificulte actuar de acuerdo a las normas establecidas.
Generalmente los niños lloran, gritan o hacen berrinches cuando enfrentan situaciones en las que se sienten frustrados, enojados, con miedo, angustia o como una respuesta a su deseo de ser más independientes.
Generalmente los niños lloran, gritan o hacen berrinches cuando enfrentan situaciones en las que se sienten frustrados, enojados, con miedo, angustia o como una respuesta a su deseo de ser más independientes.
Algunas situaciones que dan pauta para que estos comportamientos se presenten en el niño son:
- Fatiga, hambre, incomodidad y sobre estimulación… sale el niño de la estancia, le quieres dar de comer y él lo que quiere es dormir.
- Cambios en la rutina… es su primer día en la estancia infantil.
- Falta de atención… nace un nuevo hermanito.
- Dificultad para expresar lo que siente o necesita con palabras… murió su perrito hace una semana.
- Falta de comprensión sobre lo que quiere expresar… no quería la galleta rota.
- Falta de desarrollo de habilidades para hacer u obtener algo por sus propios medios o para resolver un problema por sí solo… no puede abrocharse el botón y ya se hace tarde.
- Deseo de hacer algo… quiere ir al parque con su mamá pero ella está ocupada.
- Aprendizaje de modelos por parte de sus cuidadores… observa que cuando sus padres hablan levantan la voz y azotan las puertas.
Evitar berrinches (Antes de…)
- Mantén una rutina diaria y promueve hábitos saludables de sueño y alimentación.
- Establece límites razonables.
- Propón actividades alternativas y evita permanecer mucho tiempo en lugares donde no pueda jugar, requiera estar sentado o sin hacer nada.
- Trata de conciliar y negociar, intenta darle alternativas.
- Reconoce sus ritmos naturales y sus preferencias.
- Estimúlalo para que practique sus habilidades.
- Permite de vez en cuando que se exponga a la frustración.
- Sé un ejemplo, evita gritar o discutir frente a él. Deja de hacer berrinches tú…
Durante el berrinche
“Detrás de todo niño “difícil” hay una emoción que no sabe expresarse.” – Familias.com
- Sé paciente y mantén la calma
- Enfoca su atención en otra actividad si el berrinche apenas inicia.
- Permite que llore o se exprese a su manera hasta que pase el berrinche en lugar de pedirle que te explique.
- Muévelo a un lugar seguro donde puedas acompañarlo si ves que hay riesgo de que se lastime o dañe a alguien.
- Quédate cerca de él hasta que el berrinche pase.
- Ayúdalo a reconocer sus sentimientos, identificando cómo se siente y describiéndole de manera tranquila y sencilla lo que le pasa, así lo ayudarás a darle un significado a lo que siente, le mostrarás cómo expresarse, y sabrá que más allá de lo que pase lo aceptas y estás a su lado.
- No le des premios para detener los berrinches, pues puede creer que ésta es una manera de obtener algo.
- Si crees que estás a punto de perder el control y el niño está seguro, dile que lo dejarás por un momento y que regresarás pronto para ver como está.
Al terminar el berrinche
- Evita mandarlo a otro espacio, decirle que no lo quieres, avergonzarlo o hacerlo sentir culpable, así como castigarlo o pegarle.
- Acércate a él, obtén su mirada o su sonrisa y permítele relajarse. Ya que esté más tranquilo, habla de lo sucedido, reconociendo su sentir y orientándolo a probar otras formas para pedir algo o expresarse.
- Observa cuáles son las actividades placenteras que lo ayudan a tranquilizarse después de una situación estresante y pídele que proponga alguna.
A través de estas respuestas le mostrarás al niño que lo aceptas, que lo comprendes, que lo apoyas en situaciones difíciles y él podrá desarrollar su capacidad para recuperarse de una crisis emocional.