Alrededor de las cuatro de la mañana, apareció en la puerta de mi cuarto. Con esa extraña rutina desde que era niña, de quedarse parada ahí y llamar: «Papá… papá». Entre sueños la escuché y a penas logré abrir el ojo, me sobre salté al verla detenida en el umbral de mi recámara. Entonces le […]